“El periodismo no se enseña, se aprende practicando”

Por Ángeles Muro Garlot

La charla con José Ribas, fundador de la mítica revista española “Ajoblanco”, comenzó pasadas las 10 de la mañana en el auditorio del Centro Cultural España Córdoba en el marco de la clínica-encuentro “Estados Alterados- Emergencias en el periodismo cultural”.

Ante un público ansioso por escucharlo y ávido de respuestas, “Pepe” Ribas, uno de los máximos referentes de la contracultura ibérica, contestó a cada una de las preguntas formuladas por los presentes y se refirió tanto a su experiencia personal en el periodismo, como a sus posiciones frente a un sistema de medios cada vez más concentrado, poderoso, hegemónico y uniformado.

En la primera parte de este encuentro, Ribas comenzó ponderando las posibilidades que brinda Internet en cuanto medio de comunicación, destacando, en el marco de sus acertadas críticas contra el mercantilismo reinante, que este medio “elimina al intermediario” posibilitando de este modo que las ediciones allí publicadas “estén vivas, como un gusano”.

Según el creador de “Ajoblanco”, el sistema actual plantea la dicotomía leer versus consumir, configurándose de este modo una “era del yo” en contraposición a la otrora “era del nosotros” cuando podía pensarse en cambiar el mundo, siendo que ahora sólo resta conformarnos con mejorarlo.

Pasión, coherencia, compromiso y osadía son algunos de los valores que Pepe destacó a la hora de encarar un proyecto en periodismo cultural. “Mantener la lealtad te hace sufrir, pero te da satisfacciones tremendas”, afirmó al referirse a la idea de “nunca venderse” cuando se trata de ser periodista en esta época de grandes incertidumbres y de públicos cada vez más fragmentados e inestables.

El centro del debate fueron las cuestiones referidas a la cultura popular y la cultura alternativa que conviven en una ciudad como Córdoba, escenario de diversas manifestaciones y expresiones de todo tipo y toda índole. Se cuestionó la autenticidad de “lo alternativo” y el concepto se envolvió entre comillas en el aire para criticar la tendencia actual de apostar a la estética sin conciencia ideológica, el snobismo, las modas y el reconocimiento del temor a transar y la consecuente pérdida del público.